Guelaguetza en la Vida Cotidiana: resistencia y comunidad frente al folclor

Guelaguetza en la Vida Cotidiana: resistencia y comunidad frente al folclor

Oaxaca, 12 de julio de 2025. Mientras el gobierno celebra su versión oficial de la Guelaguetza como un espectáculo turístico, integrantes del Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca realizaron una jornada alternativa frente a la iglesia de Santo Domingo. A través de un ritual de agradecimiento a la madre tierra, dieron inicio a la Guelaguetza en la Vida Cotidiana, una celebración que reivindica el sentido profundo y comunitario de esta práctica ancestral.

“La Guelaguetza no es folclor, es una forma de vida. No se trata de hacer un espectáculo para atraer turistas”, expresaron durante el acto, en el que participaron personas, organizaciones y comunidades que resisten la mercantilización de sus costumbres.

Durante la jornada, las y los participantes leyeron un pronunciamiento en el que explicaron que para los pueblos originarios la Guelaguetza no es un evento aislado ni un show, sino una forma de organizar la vida en comunidad basada en la ayuda mutua y el trabajo compartido. Se manifiesta en acciones como la gozona, la siembra colectiva de la milpa o el apoyo entre familias durante las fiestas: llevar un guajolote, rajar leña, hacer tortillas, preparar la comida o poner la lona para el sol, son formas concretas de cooperación.

Quien paga por la Guelaguetza, compra un producto de consumo. Pero para quienes la vivimos, ese consumo nos arrebata el derecho a nuestra forma de vida

Pronunciamiento del Espacio Estatal en Defensa del Maíz de Oaxaca

Las organizaciones y personas que conformamos el Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca, hemos señalado, seguimos y seguiremos señalando que la fiesta denominada «Guelaguetza» desvirtúa un concepto ancestral que representa una forma de vida de miles de comunidades indígenas que habitan este espacio territorial que llamamos Mesoamérica.

Trataremos de explicarlo en español: Para nuestros pueblos Guelaguetza se parece a reciprocidad, pero es un intercambio entre iguales, expresa un compromiso de apoyo mutuo, ayúdame hoy que tengo necesidad y yo te repongo tu esfuerzo cuando lo necesites, se expresa de múltiples maneras, así, por ejemplo, entre los zapotecos y otros pueblos se hace gozona de milpa.

Como la mayoría de nuestras comunidades actualmente están asentadas en serranías, difícilmente se puede utilizar maquinaria para sembrar nuestras semillas, eso por un lado significa que este trabajo se tiene que realizar con herramientas que hoy podrán ser calificadas como rudimentarias, como la coa y el machete; pero son las que han permitido sobrevivir a nuestras comunidades desde tiempo inmemorial, así, sin electricidad ni gasolina.

Ir a limpiar la milpa y arrimarle tierra, ya sea por costumbre o conscientemente fortalece lazos de amistad entre familias; no es lo mismo hacer ese trabajo pagando mozos, ya que, aunque el resultado puede ser equivalente en kilogramos de maíz o de frijol, de esta manera no se teje comunidad puesto que una persona queda subordinada a la otra.

Sembrar milpa en Guelaguetza, mantener la costumbre, es resistencia, sin pretenderlo nuestros antepasados nos heredaron un acto político que desafía al capitalismo, porque para hacer gozona o Guelaguetza, o Gueza, no se necesita dinero. Es un intercambio de trabajo entre iguales, no explota a unos en beneficio de los menos.
También se hace fiesta con Guelaguetza, pero no se trata de llegar a sentarse a comer, a bailar o a disfrutar del momento, compartir el festejo empieza con trabajo, llevar un guajolote, una gallina, un marrano u otro animal que criaste, para ofrecerlo a la familia que festeja, rajar la leña, hacer las tortillas, preparar los alimentos en la cocina, poner la lona para que no queme el sol o moje la lluvia; pero insistimos, este intercambio de trabajos se hace entre iguales.

Las familias o las comunidades se ponen de acuerdo previamente para hacer la gozona, o simplemente la realizan, sin embargo, también se establecen compromisos que pueden perdurar años, por eso la Guelaguetza construye comunidad, lo que hoy ofrecí a una familia o persona, me lo podrán devolver en 10 o 20 años, o al día siguiente, depende de lo que se trate.

La Guelaguetza no es folklor, es una forma de vida, no se trata de hacer un espectáculo para atraer al turismo, no se trata solo de exhibir la belleza al visitante y esconder la fealdad como si fuera basura, es verdad que muchas comunidades se sienten importantes de participar en ella, incluso hay las que realizan imposturas para tratar de participar en ella, pero eso no es Guelaguetza.

Lo peor del caso es cuando se utiliza la costumbre de los pueblos para mostrarla a los de fuera con la finalidad de lucrar, allí la Guelaguetza se pervierte, se folkloriza, se gentrifica, quien más pague puede tener su “Guelaguetza” privada, por eso ahora hay hoteles y restaurantes de lujo que venden
Guelaguetza, contratan a personas jóvenes o viejas para que muestren el bailable
descontextualizado de la comunidad.

La “Guelaguetza” capitalista lesiona a las comunidades de Oaxaca, las convierte en objeto en su propia tierra, objeto que incluso puede ser sustituible, desechable, vendible al mejor postor. Es hora de reivindicar nuestra Guelaguetza, afortunadamente en las ciudades ya hay quienes preguntan cómo hacer Guelaguetza, no es difícil, hay que voltear la mirada hacia las comunidades y poner en práctica formas antiguas y nuevas de apoyo mutuo, en la ciudad y en el campo se puede hacer Guelaguetza. Frente al individualismo y competencia que nos enseña el capitalismo aprendamos a hacer comunidad.